1. OBJETIVIDAD
La ciencia necesita de la objetividad, al menos en grado suficiente para que los resultados de la investigación científica sean independientes de quien la ha llevado a cabo. Existen aspectos de la Naturopatía que son conocidos, y otros son menos conocidos, pero siempre se puede profundizar e intentar ampliar los límites de su conocimiento. Para que un conocimiento se considere como objetivo, debe adecuarse lo máximo posible a la realidad imparcial observable por la mayoría, sin la influencia de la opinión o percepción personal.
2. SISTEMATICIDAD
El carácter sistemático del conocimiento científico se encuentra precisamente en el hecho de que es fundado, ordenado y coherente.
El conocimiento científico se efectúa no sólo por acumulación gradual de resultados, sino también por los descubrimientos de nuevos hechos aislados, y por la sustitución de hipótesis que dan lugar a nuevos axiomas.
Un conocimiento aislado, incluso una generalización, si se dan sin ninguna conexión de fundamentación, no pueden tomarse como científicos. Las afirmaciones de la ciencia no forman un conjunto inconexo de proposiciones, sino un sistema de enunciados vinculados entre sí por relaciones lógicas.
El hecho de que el conocimiento científico sea sistemático es lo que le da carácter de racionalidad, esto es, de conocimiento ordenado, inteligible, fundado y coherente.
En la Naturopatía se ha realizado un gran esfuerzo de sistematización científica. La Ciencia Naturopática continua avanzando en su proceso de sistematización dentro del marco de las Ciencias de la Salud.
Aunque el proceso de sistematización de la Naturopatía haya comenzado a partir de los años 50, no es sino en los últimos treinta años cuando se está dando un fuerte proceso de sistematización, con la elaboración de modelos conceptúales que están dando soporte identitario a la Naturopatía.
En definitiva, el proceso de sistematización se conceptualiza como una forma de documentar los conocimientos y experiencias, de una manera ordenada, fundamentada, transmisible y adecuada a las condiciones de trabajo y capacidades particulares de quienes están involucrados en su lectura, con el fin de mejorar de manera continua la práctica.
Ayuda a no partir de cero, a no repetir errores y a no tener que dedicar espacios para reaprender, en lugar de innovar.
3. METODICIDAD
Por proceso o “método científico” se entiende aquellas prácticas utilizadas y ratificadas por la comunidad científica como válidas a la hora de proceder con el fin de exponer y confirmar sus teorías.
El conocimiento científico de la Naturopatía no es resultado de la improvisación (véase la obra “Los errores del Naturismo” de José Castro, 1948) sino que se va construyendo con el consenso de la comunidad Naturopática. El intrusismo pseudocientífico en la Naturopatía es tan frecuente como perturbador.
La metodología Naturopática existente en estos momentos es fruto de este trabajo y permite dar respuesta a estas exigencias de las sociedades avanzadas, por otra parte necesarias y admitidas por los profesionales Naturópatas.
4. VERIFICABILIDAD
El término verificación está íntimamente relacionado con el concepto de verdad, entendiendo ésta como simplemente lo contrario de lo que es falso o no verdadero.
Etimológicamente, el término verificar proviene del latín verificare, que significa: probar que una cosa que se dudaba es verdadera. Verificación se entenderá como la acción de verificar.
Se verifican las hipótesis, y los datos que forman el cuerpo de la investigación. A manera de síntesis podemos concluir en que no se pide a la ciencia que sea un conocimiento verdadero, sino solamente que, como conjunto de enunciados, pueda ser verificable (corroborable o refutable por la experiencia), es decir, que es necesario conocer las condiciones que lo hagan verdadero o falso.
5. COMUNICABILIDAD
Toda ciencia debe disponer de nomenclatura propia. Es decir, de unos términos definidos y estándar que permitan su comprensión y aplicación. Una terminología estandarizada Naturopática le confiere al profesional Naturópata un formato consistente y cuantificable. Y esta consistencia aporta los beneficios a la práctica profesional. Tener una nomenclatura definida y en continuo desarrollo, genera un medio mediante el cual poder seguir avanzando, y poder comunicar a nivel interno, formativo, e interprofesional.
Fuente: La Gaceta
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