El cierre de la Escuela Neoplatónica de Atenas (529 d.C.) por orden del emperador Justiniano, y el previo cese de la Escuela de Edesa (489 d.C.) en Mesopotamia, marcan un punto de inflexión en la historia del pensamiento occidental. Lejos de ser un final, estos eventos provocaron un éxodo cultural hacia el Imperio Sasánida (Persia), donde sabios neoplatónicos y nestorianos encontraron asilo y libertad de conciencia bajo el rey Cosroes I. Este movimiento generó un sincretismo científico-filosófico en el Oriente, conservando el vasto corpus del saber griego, incluyendo conocimientos de filosofía natural, higiene y alimentación. Esta preservación del saber clásico por las culturas sirias y árabes constituye un continuo histórico esencial para la Naturopatía, que se nutre directamente de esta tradición del cuidado de la vida más allá de la hegemonía cristiana tardo-antigua.
1. El Ocaso de las Escuelas Griegas y Sirias
La filosofía y la ciencia clásicas sufrieron un progresivo desplazamiento dentro del Imperio Bizantino a medida que el poder imperial buscaba consolidar la unidad religiosa bajo el cristianismo. Dos eventos clave en los siglos V y VI ilustran este proceso, impactando directamente en la transmisión del conocimiento.
1.1. El Cierre de la Escuela de Edesa (489 d.C.)
Ubicada en Mesopotamia, la Escuela de Edesa había sido un centro vital de traducción y pensamiento, estrechamente ligada a la tradición siríaca. Figuras como Ibas de Edesa (obispo en 433) fueron fundamentales en las primeras traducciones al siriaco de las obras de maestros como Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia. Esta escuela se convirtió en un refugio del pensamiento nestoriano, lo que finalmente condujo a su clausura por orden del emperador Zenón en el año 489.
La consecuencia fue un éxodo inmediato de maestros y estudiantes, quienes buscaron refugio en territorio persa, bajo el reinado de Peroz I, instalándose principalmente en la Escuela de Nísibis. Esta diáspora de académicos, entre ellos Acacius, Barsauma y Narsaï, llevó consigo el acervo cultural y científico griego traducido al siriaco, asegurando su supervivencia y florecimiento en un nuevo contexto.
1.2. La Clausura de la Escuela de Atenas (529 d.C.)
El año 529 d.C. es un hito para la historia de la filosofía, pues marca el cierre de la restaurada Escuela Neoplatónica de Atenas por decreto del emperador Justiniano. Temeroso de ver amenazada la unidad del Imperio cristiano, Justiniano prohibió la paideia (educación) pagana, excluyendo a paganos y a sus hijos de los puestos públicos y de la enseñanza.
En aquel momento, el diádoco Damascio el sirio se hallaba al frente de la escuela. Damascio, un hombre apasionado por la investigación que había reorganizado la escuela, y sus discípulos —incluyendo a Simplicio de Cilicia y Prisciano el lidio— se vieron obligados a exiliarse.
2. Persia: El Refugio y el Sincretismo Cultural
El cronista bizantino Agatías documenta el exilio de estos siete filósofos a Persia. La decisión de exiliarse no fue azarosa: el rey sasánida Cosroes I les garantizaba la libertad de conciencia, y Persia ya albergaba la Escuela de Nísibis, un vibrante centro de pensamiento con una reconocida tolerancia.
El Oriente Sasánida se benefició enormemente de este éxodo cultural, abriendo las puertas a un sincretismo científico heredero directo de la tradición de Alejandría. La cultura griega, en su vertiente filosófica, matemática, astronómica, y notablemente, salutista e higiénista, fue absorbida y traducida.
La Labor de Traducción: La labor de traducción fue asumida principalmente por sirios (nestorianos y jacobitas) que utilizaban el siriaco como lengua puente. Este inmenso esfuerzo permitió que los textos fundamentales de la filosofía natural y del Corpus Hipocaraticum sobrevivieran a la purga bizantina.
3. La Importancia del Continuo Histórico para la Naturopatía
La Naturopatía, como disciplina higiológica (ciencia de la salud y el equilibrio vital), hunde sus raíces epistemológicas en el corpus hipocrático y en la filosofía estoica y neoplatónica, que enfatizaban la ordenación de la vida, la diaitia y el equilibrio con la Naturaleza como pilares de la salud.
El exilio de Atenas y Edesa y el posterior florecimiento cultural en Persia demuestran un continuo histórico crucial para el desarrollo Naturopático por las siguientes razones:
Preservación del Principio Vitalista: La filosofía neoplatónica, con su énfasis en la relación del microcosmos con el macrocosmos y el estudio del orden biológico, fue conservada y diseminada. Este marco es indispensable para el concepto Naturopático de Fuerza Vital y la autorregulación funcional.
Transmisión de la Diaitia (Higiene de Vida): Los textos higiológos griegos, que establecían la importancia de los factores higiénicos (aire, descanso, dieta, ejercicio) como pilares de la salud, fueron meticulosamente traducidos y luego transmitidos a la cultura árabe. Posteriormente, serían reintroducidos en Europa durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, sentando las bases de la Naturopatía.
El Saber como Eje de la Vida: La figura de Damascio y sus seguidores representa el compromiso con el saber como una forma de vida (Historia Filosófica), una ética que resuena con la Praxilogía Naturopática y su foco en la enseñanza del Programa Personal de Salud (PPS) al Salutante.
El éxodo del 529 d.C. no supuso la destrucción del saber salutador-filosófico, sino su traslado geográfico, donde se incubaría durante siglos hasta su resurgimiento en Occidente, demostrando que la tradición de la salud natural nunca fue interrumpida, solo reubicada.
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