El patchouli no pasa desapercibido y adquiere fuerza con el paso de las horas, basta pensar que la planta, de la que se extrae el aceite esencial, no pierde su aroma por el secado. La esencia -que se obtiene de las hojas de una planta no muy alta que pertenece a la familia de las Lamiaceas y que proviene de la región indo-malasia- tiene un color que va del verde al marrón. Sus propiedades son diferentes. Seguramente este aceite es muy adecuado para el cuidado de la piel en caso de dermatitis, acné, herpes, eritema, grietas, alergias cutáneas, eccema, infecciones por hongos y arrugas.
Atenúa la caspa, da brillo al cabello dañado y tiene poderes regeneradores, fungicidas, descongestionantes, desinflamatorios, antisépticos y tónicos. Útil en caso de ansiedad, el aceite esencial de pachulí es también un buen antidepresivo. Debe usarse con moderación, nunca puro sobre la piel, y en altas dosis puede tener un efecto sedante. Excelente para su uso en difusores de aromas con el fin de canalizar la rabia pero sólo si va acompañado de otros aceites, más ligeros y volátiles que amortiguan el olor intenso y persistente. A medida que envejece, el aceite mejora como un buen vino. No es tóxico y no causa sensibilización.
Fuente: Cultura & Culture
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