Además, trabaja siempre bajo la influencia de los centros superiores de la persona. Por tanto, su funcionamiento será también consecuencia de nuestras emociones.
Las bacterias amigas que en él habitan, llamadas probióticos, se alimentan de diversas sustancias prebióticas como la inulina y otros olifructosacáridos (FOS). Todo el conjunto de bacterias forma una barrera protectora llamada flora intestinal, la cual se encarga de múltiples funciones, todas ellas esenciales para mantenernos sanos y vivos.
Funciones más importantes de nuestra flora:
- Nos protege de las infecciones previniendo posibles enfermedades mediante la defensa inmunológica contra bacterias, hongos, levaduras, virus y tumores.
- Es el lugar donde se absorben los nutrientes resultantes de todo el proceso digestivo (proteínas, grasas, hidratos de carbono como la glucosa o los almidones de los cereales, minerales fundamentales como el calcio o el hierro, vitaminas B12 y K, etc.).
- Interacciona con nuestro sistema nervioso autónomo para activar el peristaltismo de una manera correcta. Sino aparecerá estreñimiento o diarrea.
- Se relaciona con el resto de mucosas de nuestro organismo, como son los bronquios, la faringe y las cavidades nasales. De ahí su relación con patologías como el asma, la bronquitis o la rinitis.
- Produce inmunoglobulinas y anticuerpos reguladoras de la tolerancia alimentaria, las alergias o las enfermedades autoinmunes.
- Genera energía en forma de ácidos grasos de cadena corta.
- Activa hormonas, como la serotonina que nos mantiene de buen humor.
- Es puerta de entrada del glutatión hepático, un potente antioxidante natural.
- El exceso de gluten en la dieta.
- Predominancia de alimentos animales en detrimento de los vegetales.
- Tóxicos como los metales pesados, pesticidas, colorantes y conservantes.
- Aditivos alimentarios como los sulfitos, nitritos, nitratos o el glutamato monosódico.
- El alcohol y el tabaco.
- Los fármacos, sobre todo los antiinflamatorios y antibióticos.
- Las infecciones intestinales.
- Estrés, nerviosismo, emociones negativas...
- No realizar una correcta digestión, empezando por masticar bien cada bocado.
- Abuso de laxantes irritantes que provocan un arrastre de las paredes intestinales donde viven nuestras bacterias.
- Ante todo, debemos tener una buena dieta donde predominen las verduras y frutas, legumbres con cereales integrales, proteínas vegetales como los derivados de la soja y una correcta hidratación diaria que llegue a los 2 litros/día.
- Hacer ciclos de probióticos de un mes 2 veces al año, así repoblaremos nuestra flora y la mantendremos en plena forma.
- Practicar algún ejercicio aeróbico 3 veces por semana, por ejemplo caminar rápido durante un par de horas, mejor si es las afueras del centro urbano.
- Reservar un tiempo prudencial para ir al baño cada mañana sin demasiadas prisas.
- Mantener una correcta gestión de nuestras emociones, para ello disponemos de ayudas como las infusiones o extractos de pasiflora, melisa, espino blanco, valeriana, amapola, lavanda...
- No esperar a tener estreñimiento para tomar medidas, prevenir antes con un buen prebiótico como la inulina, fibra soluble, preparados concentrados de ciertas verduras, FOS y plantas como la alcachofa.
- Si ya resulta necesario un laxante puntual, dar preferencia a los menos agresivos como el lino dorado, la zaragatona, algunos tipos de aloe, concentrados de ciruela o higo... y dejar para último lugar otros como el sen, la frángula o el ruibarbo. Siempre durante un periodo corto de tiempo, por su contenido elevado de antraquinonas destructoras de la flora.
- Un buen hábito es la ingesta regular de beta-glucanos, ya que sirven de alimento para la flora y además disminuyen el colesterol. La avena en copos o en salvado y los hongos como el shitake o el maitake, son grandes almacenes de este principio activo.
- Productos basados en lactoferrina o calostros ayudan a potenciar la salud inmune del intestino.
- Ante una falta en la función barrera intestinal nos ayudará el aminoácido L-glutamina y si hay inflamación los bioflanoides como la quercetina.
Si lo cuidamos un poco, ganamos mucha vida.
Belén García López. Naturópata
Fuente: Casapia
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