sábado, 25 de mayo de 2019

Desde la fundación de la Naturopatía, a finales del siglo XIX, la Naturopatía ha pasado de ser un saber empírico a ser una profesión fundamentada en la ciencia y la investigación.

Es cierto que todavía en el común de la gente existe un estereotipo de Naturópata, percibida como una persona a quien se recurre como última opción de salud, todavía con poco notoriedad sociedad, pero curiosamente los Servicios Profesionales de Naturopatía siempre están disponibles como ese último recurso.

También es cierto que el colectivo Naturópata ha hecho grandes esfuerzos por llegar a la profesionalización de la Naturopatía y actualmente disponemos de teorías y modelos que hoy guían nuestra práctica profesional Naturopática. Para llegar a este situación, nuestra profesión ha tenido que pasar por todo un proceso de sistematización y de adecuación al método científico, sin dejar de lado los presupuestos filosóficos, antropológicos y culturales, todo una una larga historia que se inicia con la aplicación de remedios naturales a nivel popular que se transmitían de generación en generación.

Desde la fundación de la Naturopatía, a finales del siglo XIX, la Naturopatía ha pasado de ser un saber empírico a ser una profesión fundamentada en la ciencia y la investigación. Pero debido a la falta de información acerca de nuestros notables avances en las bases científico-técnicas de los Servicios Profesionales de Naturopatía, la investigación, la educación y nuestro posicionamiento como profesión y disciplina autónoma, es comprensible la distorsión que se ha producido en la imagen que sobre la Naturopatía proyectan los medios de comunicación y los típicos tópicos existente sobre ella.

Dicha imagen puede producir una alteración en la autoestima profesional y, por consiguiente, podría verse afectada nuestra identidad como Profesionales Naturópatas Colegiados, pues la manera como el profesional ve su profesión y el sentimiento que ella le genera, influyen en su modo de pensar, de actuar, y en cómo desarrolla sus relaciones con su entorno.

La identidad la vamos construyendo día a día, mostrándonos como Profesionales Naturópatas Colegiados de calidad en la interacción con la sociedad en todos sus aspectos. Así pues, más que demostrarle al otro quiénes somos, debemos reconocer en nosotros mismos nuestro potencial y el valor de lo que hacemos. La demostración empieza por nosotros mismos, pues si nuestro yo personal y profesional es maduro y saludable, reflejaremos quiénes somos realmente y los otros empezarán a percibir la imagen real de la profesión Naturopática.

El desarrollo de nuestra autoestima profesional es determinante en el desarrollo profesional de la Naturopatía. Ante todo debemos valorar nuestro trabajo, proyectar la pasión que sentimos por lo que hacemos, sentirnos orgullosos por los resultados de nuestras intervenciones

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