Las afecciones comunes de la piel en las prácticas de atención primaria que afectan a pacientes de todas las edades incluyen eccema, acné y rosácea.
Eccema
El eccema es una afección inflamatoria crónica desencadenada por una combinación de factores genéticos y ambientales. Aunque las cremas con esteroides alivian la expresión de la piel enrojecida y con picazón, la causa subyacente sigue sin resolverse. El eczema en sí mismo es seguramente incómodo, pero el riesgo de desarrollar asma y rinitis alérgica también es mayor en los niños con eczema en comparación con los que no están afectados. Estas condiciones juntas pueden afectar gravemente las actividades de la vida diaria de un paciente. Al abordar las causas subyacentes a tiempo, estos niños tienen la oportunidad de madurar y convertirse en adultos sanos.
En el tratamiento del eccema, la complejidad de mi evaluación varía según la edad de mi paciente. En bebés, niños pequeños y niños pequeños, he tenido éxito simplemente centrándome en las sensibilidades alimentarias y la microbiología intestinal como desencadenantes inflamatorios. Los alérgenos alimentarios comunes incluyen lácteos, gluten, maíz, soja, nueces y huevos. Por lo general, hago un panel de sensibilidad a los alimentos con muestras de sangre para guiar el desafío de eliminación de 4 semanas. La identificación y eliminación de alérgenos alimentarios puede aliviar la inflamación que causa el eczema. Dependiendo de la cantidad de sensibilidades y tipos de alimentos a los que se demuestre que el paciente es sensible, implementaré un protocolo de curación intestinal utilizando una combinación de L-glutamina, Ulmus rubra (olmo resbaladizo), Althaea officinalis (raíz de malvavisco), Aloe vera y carnosina de zinc.
Aunque abordar las sensibilidades alimentarias es un paso importante hacia la resolución, la microflora intestinal también debe abordarse para mejorar el sistema inmunológico y potencialmente reducir las intolerancias alimentarias. Desde el punto de vista preventivo, los estudios han demostrado que los niños han tenido una menor incidencia de alergias alimentarias y eccema cuando una futura madre recibe suplementos de la cepa probiótica Lactobacillus rhamnosus HN001. Esta cepa de probiótico también es eficaz en lactantes para la prevención del eczema y la rinoconjuntivitis.
En niños mayores y adultos, realizo análisis completos de heces digestivas y/o pruebas de aliento con lactulosa para evaluar la inflamación desencadenada por la disbiosis de bacterias, levaduras o parásitos. El laboratorio realiza pruebas de sensibilidad en organismos cultivados, para ayudar a elegir un tratamiento adecuado.
Acné y rosácea
A pesar de las diferencias en las manifestaciones clínicas, el acné y la rosácea son 2 afecciones inflamatorias crónicas relacionadas que comparten la misma patogenia. Estas condiciones suelen ser abordadas por los pacientes, debido a sus preocupaciones estéticas sobre la apariencia, pero desde una perspectiva naturopática, esta es una oportunidad para apoyar el bienestar preventivo. Por ejemplo, los pacientes afectados por rosácea tienen una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, con elevaciones en el colesterol total, las partículas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y la proteína C reactiva (PCR).
El patrón facial para el acné se puede usar para ayudar a determinar qué sistemas requieren atención. Por ejemplo, los pacientes con acné alrededor de la boca, con o sin cambios cíclicos, probablemente requerirán más apoyo hormonal. A las personas afectadas por el acné en la frente a menudo les va mejor con apoyo digestivo. El acné en las mejillas de un paciente arroja luz sobre el soporte respiratorio.
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) es más frecuente en las personas afectadas por la rosácea. Al igual que con el eczema, evalúo las sensibilidades alimentarias y la disbiosis como desencadenantes inflamatorios.
Para el acné afectado por un desequilibrio hormonal, son comunes la progesterona baja y la testosterona alta. En casos de testosterona elevada, utilizo Serenoa repens (palma enana americana), Pygeum y Urtica dioica (ortigas). Para la progesterona baja, usaré extracto de Agnus castus (sauzgatillo) o progesterona micronizada oral.
Desde una perspectiva Naturopática, una causa subyacente del acné y la rosácea es la incapacidad del hígado para eliminar las toxinas del cuerpo. El uso complementario de hierbas que apoyan el hígado como Arctium lappa (bardana), ortigas, Taraxacum officinale (diente de león) y Silybum marianum (cardo mariano) mejora la desintoxicación y puede mejorar la claridad de la piel.
Tanto para el acné como para la rosácea, es importante abordarlos tanto interna como externamente. Los pacientes a menudo tratan de eliminar su afección con productos agresivos y secantes. Prescribo una combinación de 5 productos para el acné: un limpiador de té verde, un tónico de té verde, un suero de romero para el tratamiento localizado, un humectante de albaricoque y una mascarilla semanal de arcilla. Para la rosácea, receto un limpiador refrescante suave, un tónico de azahar, un suero para la hiperpigmentación, una mascarilla semanal de pepino y espirulina y un humectante de péptidos de ciruela.
Si bien las condiciones de la piel son indicativas de un desequilibrio del entorno interno, a menudo estas condiciones externas son la motivación principal para que una persona busque tratamiento. Aunque el paciente simplemente desee que su apariencia externa mejore, esta es una oportunidad para que el Naturópata eduque y prevenga el desarrollo de procesos nociológicos más graves.
Referencias
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Fuente: ndnr
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