Para ello, tenemos que hacernos la siguiente pregunta:¿La sistematización produce conocimiento científico?.
Respecto a este tema existen diversas posiciones en el interior de la profesión.
De forma simplificada podemos presentar dos polos en las respuestas, por un lado quienes sostienen que la sistematización es una forma de producción de conocimiento científico y, por otro, quienes la consideran como una primera conceptualización de la práctica, no llegando a constituirse en un segundo orden de conocimiento.
La primera posición se funda explícita o implícitamente en una epistemología positivista, según la cual la experiencia, al ser analizada, permite obtener conocimiento y el mismo es conocimiento científico. En algunos casos se sostiene que la prueba empírica se realiza en nuevas intervenciones del mismo profesional. El posicionamiento epistemológico de este grupo de autores se advierte en las metodologías de sistematización que proponen, dichas metodologías parten de una descripción de la experiencia para, a partir de ella, tomar las preguntas que nos surjan y volver a la experiencia para responderlas. En este grupo encontramos autores como Ma. de la Luz Morgan, Monreal, Teresa Quirós, Susana Cazzaniga y Oscar Jara.
La segunda posición se funda, en cambio, en una epistemología constructivista según la cual la experiencia es captada a partir de una serie de conceptualizaciones y el conocimiento científico es deliberadamente construido por medios racionales.
Desde esta posición la metodología no partiría nunca de la experiencia sino de conocer las mediaciones por las cuales la experiencia se realizó de ese modo. La interpretación teórica del marco desde el cual se capturó la experiencia y de la experiencia misma, interpretación realizada desde el mismo marco teórico o desde uno diferente, da lugar a una conceptualización de la práctica. Esto último puede significar que no implica producción de conocimiento científico sino una mera relación de la experiencia con el conocimiento que ya circula en las Ciencias Sociales.
En este segundo grupo ubicamos autores como Iamamotto, Netto, Montaño, Teresa Matus y Ruth Parola.
En general cuando se critica a los autores del primer grupo por su metodología positivista, se asume que la experiencia no tiene la iniciativa en la producción de conocimiento científico y, por ende, la sistematización no produce tal conocimiento.
De este modo se asumen dos premisas a la vez cuando, para nosotras, no tiene por qué ser de ese modo, ya que la segunda no es consecuencia directa de la primera. Que no acordemos con el posicionamiento epistemológico de esos autores y, por ende, rechacemos su propuesta de sistematización no significa que la sistematización no pueda producir conocimiento científico, significa solamente que la sistematización como ellos la proponen, no produce tal conocimiento. Pero, desde otros posicionamientos epistemológicos, la pregunta sigue abierta.
Sistematización será algo diferente según el posicionamiento epistemológico de quien sistematice, según sus objetivos y según su objeto. No creemos que el debate deba centrarse en defender un modo u otro de sistematizar para lograr que pase a ser el único en la profesión sino, por el contrario, en argumentar por qué hay diversos modos de hacerlo y qué es lo positivo y lo negativo de cada uno. Dada la diversidad existente en torno a la sistematización cada vez que se discuta, reflexione o exponga sobre ella, será necesario definirla previamente. Por esto, para expresar nuestra posición respecto a si la sistematización produce conocimiento científico, comenzamos por definir qué entendemos por sistematización
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