Ahora bien, el nuevo sandor no comenzó a ser socialmente aceptado hasta que supo ofertar soluciones concretas y prácticas para el mantenimiento de la salud y su recuperación cuando se perdiera, tanto a nivel individual como colectivo, y hasta que la estructura social europea abrió nuevos mercados a esos nuevos «hacedores de salud», artifices sanitatis, según la bella y optimista fórmula latina de Tomás de Aquino.
Esta descripción que realiza Tomás de Aquino del nuevo sanador como "hacedores de salud" tiene su correspondencia actual, salvando las distancias intelectuales, con el concepto de salutogénesis o higiogénesis, que en la Naturopatía tiene un significado esencial y singular, ya que el objetivo de la intervención Naturopática es "generar salud".
Y además en esta descripción de Tomás de Aquino también se vislumbra el concepto de salud como atributo del ser, que ya Aristóteles también lo desarrolló en la Metafísica, cuando habla del Bien y el alejarse del bién como un hecho no dialéctico, ya que no confronta el bien y el mal. Es el Bien que atributo del Ser, y el Ser es Bien absoluto por tanto no puede existir lo contrario del atributo absoluto, entre ello el Bien.
Así Tomás de Aquino habla de salud y de su recuperación y mantenimiento. La Salud entendida como el estado normal y natural del ser humano, que por circunstancia del proceso analógico puede ir perdiendo, teniendo siempre la posibilidad de recuperar ese bien natural que es la salud, a través de la cual, y por analogía se puede conocer a Dios.
En definitiva, en esta descripción de Tomás de Aquino "hacedores de salud" podemos reconocer un elemento situado en el criterio Naturopático que puede servir de idea heurística en la Naturopatía contemporánea.
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