El libro atrajo considerablemente la atención del califa y de algunos de sus funcionarios y por esa razón se solicitó al emperador bizantino la ayuda de un traductor idóneo y que además pudiese explicar el contenido de la obra. En 951 el emperador envió a un monje llamado Nicolás quien hablaba correctamente el árabe y que además de ayudar a traducir la obra de Dioscórides y otras obras griegas comenzó a enseñar el griego en la capital a orillas del Guadalquivir.
El objetivo del traductor consistió en comentar el nombre de los simples del libro de Dioscórides que todavía no se habían traducido al árabe por desconocer su equivalencia. Nicolás colaboró con un grupo de investigadores que estaban buscando la determinación árabe de los simples, entre ello un tal Muhammad, conocido por al - Say yar (el herbolario).
Una vez determinada las propiedades de las plantas que faltaban por identificar, el Dioscórides llegó a conocerse por todo el Al - Andalus.
Fuente: Introducción a la medicina arábigo - andaluza. Dr. A. Arjona. Córdoba 1986.
El objetivo del traductor consistió en comentar el nombre de los simples del libro de Dioscórides que todavía no se habían traducido al árabe por desconocer su equivalencia. Nicolás colaboró con un grupo de investigadores que estaban buscando la determinación árabe de los simples, entre ello un tal Muhammad, conocido por al - Say yar (el herbolario).
Una vez determinada las propiedades de las plantas que faltaban por identificar, el Dioscórides llegó a conocerse por todo el Al - Andalus.
Fuente: Introducción a la medicina arábigo - andaluza. Dr. A. Arjona. Córdoba 1986.
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