Resumen
Este artículo examina la Naturopatía a través del prisma de la Teoría Abarcante de Mario Bunge, posicionándola no como una “alternativa” a la medicina, sino como un sistema epistémico más amplio y contextualizado que ofrece explicaciones y prácticas adecuadas a fenómenos emergentes de salud que el paradigma biomédico no contempla integralmente. A partir de analogías con la historia de la física, se argumenta que, al igual que la teoría de la relatividad no anula la física newtoniana sino que la abarca, la Naturopatía no reemplaza ni se opone a la medicina, sino que integra y supera su ámbito en dirección a un nuevo marco salutogénico.
1. Introducción: más allá de la oposición “medicina vs. alternativa”
A menudo, la Naturopatía ha sido erróneamente encasillada como una “medicina alternativa”. Esta categorización es inexacta, tanto desde el punto de vista epistemológico como desde el histórico-profesional. La Naturopatía no es una alternativa a la medicina, así como la teoría de la relatividad no es una alternativa a la física de Newton. Esta analogía, referida por Jacques Lacan, ilustra cómo la aparición de nuevos fenómenos —como el perihelio de Mercurio— exige un nuevo marco teórico, no necesariamente excluyente del anterior.
Del mismo modo, los nuevos fenómenos sociales, ambientales y psicobiológicos que afectan a la salud —como los determinantes sociales, el estrés crónico, el deterioro ecosistémico o las disfunciones sin base orgánica visible— requieren explicaciones y abordajes que el paradigma biomédico no puede proveer en su totalidad. Es allí donde emerge la Naturopatía, no como contramodelo, sino como una teoría abarcante, en los términos de Mario Bunge (2000).
2. La Teoría Abarcante: comprender sin excluir
Según Mario Bunge, los paradigmas científicos no necesariamente se anulan entre sí. Un nuevo modelo puede abarcar a otro anterior como caso límite, ofreciendo una explicación más generalizada sin invalidar lo anterior en su dominio de aplicación. Así, la física relativista abarca la física newtoniana en condiciones específicas (bajas velocidades y masas pequeñas), pero amplía su marco explicativo hacia nuevas realidades.
En ese sentido, la Naturopatía no compite con la medicina, sino que abarca otros aspectos del proceso salud–vida–ambiente, con una ontología vitalista, una epistemología holística y una finalidad salutogénica. El modelo biomédico sigue siendo válido en ciertos contextos (patología aguda, trauma, cirugía), pero no puede abarcar por sí solo los desafíos complejos y multifactoriales del bienestar humano actual.
3. El dictum hipocrático medieval: una jerarquía funcional
En Europa durante el medievo circulaba un principio basado en el corpus hipocrático:
“Primero la Diatia (la vida ordenada), después la Medicina, y al final la Cirugía.”
Este dictum establece una jerarquía epistemológica y práctica, en la que la Naturopatía (Diatia) ocupa el primer nivel de intervención, como gestión del proceso vital en equilibrio con el entorno. Solo en casos donde ese equilibrio no es suficiente, interviene la medicina, y cuando ésta no basta, la cirugía.
En términos contemporáneos podríamos decir:
“Donde termina la Naturopatía, comienza la Medicina.”
Esto no implica una desvalorización de ninguna de ellas, sino un reconocimiento funcional de cada paradigma en su campo de acción.
4. Limpiar el lenguaje: fuera “terapia”, fuera “prevención”
Otro error común es la confusión terminológica que perpetúa paradigmas. El lenguaje determina el marco conceptual y puede llevar a errores epistemológicos:
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Terapia implica la idea de tratamiento médico hacia una patología, algo que la Naturopatía no persigue, pues su finalidad no es intervenir sobre la enfermedad, sino estimular los procesos de salud inherentes al organismo.
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Prevención pertenece al discurso de la medicina preventiva, cuya finalidad sigue siendo evitar la aparición de enfermedad. En cambio, la Naturopatía no se orienta hacia la enfermedad, sino hacia la potenciación de la salud (salutogénesis).
Por tanto, el acto naturopático no es terapéutico ni preventivo en sentido biomédico, sino educativo, ecológico y salutogénico. Utilizar términos erróneos refuerza marcos reduccionistas y debilita la autonomía científica de la Naturopatía.
5. La Naturopatía como respuesta paradigmática a fenómenos nuevos
La emergencia de fenómenos como:
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Enfermedades crónicas no transmisibles de base comportamental
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Trastornos funcionales sin lesión orgánica
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Desregulación metabólica por estilo de vida
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Ansiedad, estrés y disociación mente-cuerpo
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Crisis ecosistémicas con repercusiones sanitarias
... ha creado una presión de realidad sobre el paradigma biomédico, el cual responde muchas veces desde una lógica fragmentaria, farmacológica y orientada al síntoma.
La Naturopatía, en cambio, ofrece:
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Un enfoque sistémico y ecológico de la salud
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Educación para la vida y la autorregulación
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Uso profesional de agentes naturales bajo criterios científicos
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Un marco salutogénico basado en la promoción activa del equilibrio vital
Estos elementos no son extensiones de la medicina, sino partes constitutivas de un modelo epistémico distinto, que responde a nuevas preguntas desde nuevos presupuestos.
6. Conclusión: coexistencia de paradigmas y necesidad de una ciencia abarcante
Como afirmó Mario Bunge, los paradigmas no se anulan, se integran dentro de marcos más amplios cuando son epistemológicamente compatibles. En lugar de contraponer la Naturopatía y la Medicina, se trata de reconocer que:
La Naturopatía es una ciencia abarcante, con capacidad explicativa y operativa para fenómenos de salud que el modelo biomédico no contempla en su totalidad.
No es “alternativa”, sino un sistema autónomo que coexiste, complementa y supera en ciertos niveles.
Si queremos avanzar hacia un modelo de salud verdaderamente integral —sin contradicciones ni apropiaciones simbólicas— es imprescindible:
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Reconocer la ontología y epistemología propia de la Naturopatía
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Abandonar términos reductores y medicalizantes
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Favorecer la colaboración interparadigmática sin jerarquías impuestas
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Aceptar que el modelo salutogénico no es la medicina disfrazada, sino una ciencia con identidad propia
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